Cebos tóxicos causan decenas de muertes de animales cada año en el campo. Guardia Civil y Agentes de Medio Ambiente luchan por evitarlo.
Perseguir a los que colocan cebos envenenados es una tarea difícil. Ocurren en el medio natural, en espacios abiertos y sin testigos habitualmente. Pero aún así, el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil y los Agentes de Medio Ambiente luchan todo el año contra este delito contra la fauna. Llevan a cabo inspecciones preventivas e investigan cada una de las denuncias que les llegan. Muchas veces son senderistas o cazadores los que pierden a un perro por efecto del veneno y alertan a las autoridades. En otras ocasiones fallecen especies salvajes, como los veinte buitres que hallaron intoxicados en la sierra de Loja hace unos años.
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Agentes de Medio Ambiente recogen muestras de un cadáver |
Siempre que ocurre esto, los Agentes de Guardia Civil y de Medio Ambiente rastrean la zona en busca de cadáveres y de cebos, para quitarlos del medio natural cuanto antes. Y en esta tarea cuentan con una unidad canina especializada tanto en detectar esas sustancias tóxicas como a sus posibles víctimas. Estos perros especialistas pueden trabajar hasta seis horas y recorrer 40 kilómetros en una jornada normal de trabajo. Y no hay veneno que se les resista.
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Agente remitiendo las muestras para su análisis |
Fuente: ideal.es
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