Una
vez tomada la difícil decisión de preparar una oposición, el aspirante se
encuentra con otro cruce de caminos: prepararlas por su cuenta o en una
academia. Si tu caso es el segundo, este decálogo te puede ser de utilidad
antes de decidir la empresa en la que invertir tu tiempo y dinero.
Haz click aquí para descargar nuestro decálogo de academias...
1. No existe el temario “milagroso”.
Cuando
se comienza en el mundo de las oposiciones es fácil caer en el error de pensar
que un Agente de Medio Ambiente debe tener los mismos requisitos de entrada en
cualquier comunidad autónoma.
A
la hora de decidirnos por las oposiciones de Agente de Medio Ambiente, Agente
Forestal, Agente Rural, Agente medioambiental… en la Comunidad Autónoma que
decidamos, hemos de tener muy claro que los requisitos de entrada y los
temarios en cada una de ellas son muy distintos. Al estar las competencias en
materia medioambiental transferidas a las CCAA, cada una tiene su propia
legislación en esta materia, y además hay que sumar que cada una elabora sus
temarios, unos más legales o teóricos, otros más prácticos, pero todos
distintos unos de otros.
La
conclusión que debemos sacar de este punto es que no
existe la academia ni el temario omnipotente capaz de hacernos aprobar en
cualquier comunidad autónoma
cualquier oposición de grupo C1. Que no nos engañen con falsas esperanzas de
poder prepararnos con un mismo temario varias oposiciones a la vez.
Lamentablemente la oposición a Agente de Medio Ambiente tiene un temario muy
específico y necesita una preparación con el mismo nivel de especificidad.
2. Online o presencial.
Llegados
al punto de buscar un centro para la preparación, nos asaltarán con miles de
ofertas de sendas modalidades, e incluso formación semipresencial…. La
necesidad de una o de otra irá en función de nuestra disponibilidad temporal y
cómo ésta cuadre con los horarios de la modalidad presencial, pero sin
olvidarnos de que preparación a
distancia no debe ser lo mismo que preparación por cuenta propia. Si se contrata una modalidad a
distancia o semipresencial se deben de pedir las prestaciones que ello
conlleva. Que no nos vendan un temario engalanado con una plataforma online
pero sin atención personal.
3. Marketing emocional.
Una
vez nos hemos decidido a cruzar la puerta de un centro de preparación, tenemos
que llevar de nuestra mano una buena cantidad de cautela y no dejarnos llevar por las emociones.
No debemos olvidar que una academia es, al fin y al cabo, una empresa que pretende vender su producto al mayor número de personas para obtener el mayor beneficio y para ello existen multitud de formas, pero la más peligrosa para nuestro bolsillo es el “marketing emocional”. Es fácil de reconocer esta herramienta en quien la usa pues solemos encontrarnos ante brillantes comerciales que saben dónde tocarte para conseguir tu dinero. Este tipo de empresas querrán vendernos sus servicios informándonos, siempre de manera privilegiada- dados sus numerosos e influyentes contactos- de la “casi segura, inminente y generosa oferta de empleo público de nuestra especialidad en los próximos meses” o alguna otra promesa difícilmente contrastable.
Si
la OEP ya ha sido publicada hace tiempo y el examen está tan cerca que no
llegamos a tiempo, nuestro vendedor nos cautivará con la promesa de que “habrá una oferta de
empleo mayor en número en el siguiente año y más aun a los dos siguientes…” .
No nos dejemos llevar por la ilusión. Las OEP las aprueban las
administraciones, no las academias, y por muy bien relacionado que esté el
vendedor, nada nos da seguridad de que la realidad sea como él/ella la plantea.
4. Permanencia.
Las
opciones de contratación de un centro de preparación suelen ser dos: contratos
de permanencia que te
obligan a permanecer pagando durante un tiempo estipulado, o bien pagarlo de
una sola vez con descuentos y una segunda opción de pagos
por asistencia, dónde
no existe compromiso alguno por nuestra parte de permanecer en este centro.
A
priori, los centros que ofrecen la opción con permanencia suelen tener bastante
buena aceptación ya que aseguran, por un lado, la entrega inmediata de todo el
temario y por otro, la preparación hasta conseguir la plaza o al menos un buen
número de años una vez has pagado tu última mensualidad o el importe completo
del contrato. El mayor inconveniente de esta modalidad es que, una vez pagado
el primer mes o el total, que dicho sea de paso suele ser una importante suma
de dinero, ya no hay marcha atrás, si la calidad o el rendimiento bajan, o bien
no te gusta el método que utilizan. No cabe la posibilidad de devolución del
dinero o rescisión del contrato.
En
la modalidad de pago por asistencia, el temario suele entregarse poco a poco,
de modo que no podrás llevarte un temario entero por haber pagado un mes, pero
si podrás decidir no volver a pagar un producto que no es de tu agrado.
5. Clase de prueba.
Muy
relacionado con el punto anterior está el disponer de una clase de prueba
para poder juzgar la metodología y
capacidad de transmisión de los preparadores y el nivel de los contenidos por los que vamos a pagar.
Este
criterio, si bien no es el más importante en el caso de academias sin
permanencia, ya que la pérdida económica en caso de descontento no sería tan
grande, si lo es en el caso de las que nos van a obligar contractualmente a
realizar pagos periódicos hasta satisfacer el total de un contrato. Si no
tenemos esta opción de una clase de prueba, estaremos pagando a ciegas por un
producto que, podría no satisfacer nuestras necesidades y expectativas.
6. Docentes de profesión conocida.
Un
aspecto muy importante a tener en cuenta es el equipo
profesional que va a
encargarse de nuestra preparación. No es igual recibir clases de Derecho
administrativo de mano de un jurista que, además, es funcionario desde hace
años de la administración a la que pretendemos entrar y ha participado en
multitud de procesos selectivos, que recibirlas por parte de un docente de otra
materia que no conoce los entresijos de los procesos de selección y además
tampoco es ni especialista en derecho ni tan siquiera funcionario.
Ya
que vamos a pagar por un servicio debemos pedir información acreditada de las
personas que estarán a su cargo, es decir, de nuestro equipo docente, los
cuales deben tener los conocimientos, experiencia y capacidad necesarios para
guiarnos en nuestro proceso de estudio.
7. Temarios actualizados y concretos.
La base
de la preparación es un buen temario;
de nada sirve que este sea excesivamente extenso para el cuerpo y categoría al
que optamos, ni tan reducido que la mitad de las preguntas a las que nos
enfrentemos no sepamos resolverlas.
De
igual forma, nos hemos de asegurar de que el material que nos ofrecen está
actualizado. El panorama jurídico es muy cambiante y no nos podemos arriesgar a
estudiar una ley que a todas luces se sabe va a ser derogada por que otra le
viene en cola.
Se
debe de encontrar un equilibrio entre la
cantidad y la calidad,
es mejor poco conciso y actual que mucho disperso y antiguo. Con la segunda
opción nos frustraremos al ver que tanto material es imposible asimilar, con la
primera, una vez controlado, siempre se pueden ampliar conocimientos con
manuales, lecturas complementarias, material videográfico, búsqueda de dudas en
internet, otros cursos de formación más concretos, resolución de dudas con
otros opositores y... muy importante para fijar conocimientos y saber de lo que
hablas, más allá de lo que leíste en un libro... salidas al campo e información
práctica, sobre todo si eres novato/a en la materia.
8. Material de evaluación y entrenamiento.
Si
importante es un temario, más aun lo es el material de autoevaluación y
entrenamiento. Debemos asegurarnos de que se nos van a aportar materiales de
este tipo y en cantidad suficiente.
Si
nuestro examen es tipo test debemos de practicarlo hasta la saciedad y para esto, debemos de tener a
nuestro alcance ingentes cantidades de test que nos permitan ensayar la
modalidad de examen que nos encontraremos el día D a la hora H.
De
nada sirve tener un temario maravilloso y apenas 5 preguntas de test al final
de éste para evaluar lo que hemos aprendido, ni tampoco una prueba de
autoevaluación de modalidad distinta a la de nuestro examen, por ejemplo, un
bloque de preguntas de desarrollo cuando nuestro examen es tipo test. Si
importante es subrayar, leer y memorizar, igual de importante es enfrentarse a
la plantilla de respuestas y aplicar los conocimientos adquiridos.
9. Clases magistrales o de resolución de dudas.
Cuando
te plantean que vas a asistir a clase X días a la semana, solemos tener claro
que vamos a estar sentados, delante de un profesor, que va a desarrollar un
tema para que nosotros, ignorantes actuales pero funcionarios en potencia, lo
asimilemos y podamos volver a casa con las ideas claras y un camino de trabajo
establecido… Nada más lejos de la realidad. No debemos dar por supuesto nada.
Una pregunta vital es: ¿las clases son magistrales o de resolución de dudas?.
A
priori parece un asunto baladí, pero no lo es.
Para resolver dudas has tenido que mirarte todo el tema por tu cuenta,
sin conocer que es más o menos importante y sacar tus propias conclusiones -a
menudo equivocadas- sobre la
interpretación de muchos de los contenidos. Sin olvidar, que parte de los
temarios suelen ser textos legales en lenguaje técnico que no tenemos por qué
conocer si no somos juristas.
Para
optimizar nuestro estudio, es necesario que las
clases sean magistrales,
es decir, que el preparador desarrolle o explique el tema de turno en clase;
después vendrá nuestro trabajo de síntesis y estudio y, tras esto, expondremos
las dudas que nos hayan quedado para tratar de resolverlas con la ayuda del
preparador.
10.
Simulacros de examen.
Y
como colofón final, un servicio que no debe de faltar en ningún centro de
calidad que se precie, son los simulacros de examen. Clases especiales en las
que nos enfrentamos al silencio, al reloj y a un
cuestionario de preguntas acompañado de una plantilla de respuestas. Un ambiente muy similar al del día
esperado, que nos ayudará a templar los nervios, planificar nuestra acción,
organizarnos el tiempo y saber reaccionar ante posibles incidentes el día en
que nos juguemos nuestro soñado puesto de trabajo.
Como
resumen podemos decir, que un nombre comercial muy famoso y publicitado no
necesariamente implica una buena calidad; que necesitamos materiales
suficientes de calidad y actualizados, preparadores competentes que nos
desarrollen temas y orienten, simular el día decisivo en multitud de ocasiones
y, cómo no, una altísima dosis de trabajo personal.
Fuente: Elaboración propia.
Fuente: Elaboración propia.
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