El trabajo de la Brigada de Investigación de Incendios Forestales (BIIF) es determinante para conocer las causas y el origen de un siniestro · La mano del hombre, detrás del 62% de los registrados este año.
Apenas pasan unos minutos de declararse un incendio, el Centro Operativo Provincial (COP) del Plan Infoca avisa a la Brigada de Investigación de Incendios Forestales (BIIF). La importancia del fuego será determinante para su actuación, si bien los últimos acaecidos en San Roque y Tarifa obligaban a su activación. Estos agentes de Medio Ambiente se desplazan de inmediato al incendio forestal para investigar sobre el terreno, puesto que su misión será determinar la causa y el origen del fuego. Si ha existido una imprudencia o ha sido accidental son las preguntas que deberán responder en su posterior informe.
Durante su primera inspección ocular y aproximación al incendio, la brigada analizará unos parámetros cruciales para analizar el origen y evolución del incendio. Se valorarán factores meteorológicos como la velocidad y dirección del viento, temperatura y humedad atmosférica, que a su vez ayudarán a determinar otros variables como la probabilidad de ignición, estimación en tantos por ciento de que una pavesa al caer sobre combustible ligero y seco pueda prender fuego o la Humedad del Combustible Ligero Muerto (HCLM) -cantidad de humedad que contenía el combustible fino con carácter previo al incendio-. Igualmente, se valoran parámetros topográficos, como la pendiente del terreno y las características orográficas. Una ladera con fuerte pendiente favorecerá la propagación del incendio, mientras que una vaguada actuará como el tiro de una chimenea originando una peligrosa velocidad de propagación. Además, los investigadores tendrán en cuenta la composición y estructura de los combustibles, la continuidad vertical u horizontal de la vegetación, su mayor o menor homogeneidad influirán de forma decisiva en la velocidad y comportamiento del fuego.
Una vez analizadas todas estas consideraciones, los agentes de la BIIF deben acotar el área del inicio del incendio, una zona amplia pero restringida. A partir de ahí debe interpretar los indicadores de dirección -signos inequívocos que marcan el sentido de propagación de las llamas-: lascamientos sobre rocas, sobre tallos, el grado de daños, el corte en bisel de las gramíneas, las marcas de carbonización sobre el tronco de los árboles, el mosaico en forma de piel de cocodrilo que el fuego marca sobre los tejidos leñosos, entre otros. Los sectores se acotarán mediante cordeles en forma de calles, donde comienza el trabajo minucioso de la búsqueda del medio que originó el fuego. Para ello, los efectivos se ayudarán de lupas, pinzas y pinceles para escudriñar cada centímetro cuadrado en busca de evidencias que puedan identificar la fuente de calor. La cabeza de una cerilla, limaduras del corte de una radial o los restos de una colilla, son vestigios que pueden ser determinantes en la investigación.
Finalmente, los agentes recabarán información de los posibles testigos o con los primeros medios de extinción que llegaron hasta el lugar. Todo el trabajo se expondrá en el informe técnico pericial sobre determinación de causa de incendio forestal, un documento escrito donde quedará plasmado todo el proceso de inspección ocular y las evidencias halladas, así como las conclusiones de la investigación. Se acompañará con un informe fotográfico, la cartografía y las actas. A continuación se remitirá al Seprona, que se encargará de las diligencias de investigación policial para constituir el atestado que remitirán al juez que instruya la causa.
En los dos últimos incendios de la comarca: Sierra Carbonera (San Roque) y Monte Ahumada (Tarifa), las investigaciones de la BIIF aclararon que fueron provocados por la mano del hombre. En ambos casos, las características del punto de ignición, la hora del inicio (por la noche) o la ausencia de tendidos eléctricos, demostraron esta tesis. A ello se le une la complejidad de los lugares en los que se iniciaron ambos fuegos, lo que demuestra que los responsables conocían el terreno, a lo que se une el hallazgo de indicios, factores que confirman que fueron intencionados.
La delegada provincial de Medio Ambiente, Silvia López indicó que los agentes de la BIIF juegan un papel determinante para esclarecer los hechos. "El 62% de los incendios forestales que se han registrado desde principios de año, un total de 42, están causados por el hombre. El 31% de ellos son intencionados", añadió la responsable provincial de Medio Ambiente, quien aseguró que la tarea de esta brigada es ardua en el Campo de Gibraltar, especialmente en Tarifa, San Roque y Algeciras tanto en número de fuegos como en hectáreas calcinadas. En los tres municipios, la intencionalidad se encuentra detrás del 50% de los siniestros.
Durante su primera inspección ocular y aproximación al incendio, la brigada analizará unos parámetros cruciales para analizar el origen y evolución del incendio. Se valorarán factores meteorológicos como la velocidad y dirección del viento, temperatura y humedad atmosférica, que a su vez ayudarán a determinar otros variables como la probabilidad de ignición, estimación en tantos por ciento de que una pavesa al caer sobre combustible ligero y seco pueda prender fuego o la Humedad del Combustible Ligero Muerto (HCLM) -cantidad de humedad que contenía el combustible fino con carácter previo al incendio-. Igualmente, se valoran parámetros topográficos, como la pendiente del terreno y las características orográficas. Una ladera con fuerte pendiente favorecerá la propagación del incendio, mientras que una vaguada actuará como el tiro de una chimenea originando una peligrosa velocidad de propagación. Además, los investigadores tendrán en cuenta la composición y estructura de los combustibles, la continuidad vertical u horizontal de la vegetación, su mayor o menor homogeneidad influirán de forma decisiva en la velocidad y comportamiento del fuego.
Una vez analizadas todas estas consideraciones, los agentes de la BIIF deben acotar el área del inicio del incendio, una zona amplia pero restringida. A partir de ahí debe interpretar los indicadores de dirección -signos inequívocos que marcan el sentido de propagación de las llamas-: lascamientos sobre rocas, sobre tallos, el grado de daños, el corte en bisel de las gramíneas, las marcas de carbonización sobre el tronco de los árboles, el mosaico en forma de piel de cocodrilo que el fuego marca sobre los tejidos leñosos, entre otros. Los sectores se acotarán mediante cordeles en forma de calles, donde comienza el trabajo minucioso de la búsqueda del medio que originó el fuego. Para ello, los efectivos se ayudarán de lupas, pinzas y pinceles para escudriñar cada centímetro cuadrado en busca de evidencias que puedan identificar la fuente de calor. La cabeza de una cerilla, limaduras del corte de una radial o los restos de una colilla, son vestigios que pueden ser determinantes en la investigación.
Finalmente, los agentes recabarán información de los posibles testigos o con los primeros medios de extinción que llegaron hasta el lugar. Todo el trabajo se expondrá en el informe técnico pericial sobre determinación de causa de incendio forestal, un documento escrito donde quedará plasmado todo el proceso de inspección ocular y las evidencias halladas, así como las conclusiones de la investigación. Se acompañará con un informe fotográfico, la cartografía y las actas. A continuación se remitirá al Seprona, que se encargará de las diligencias de investigación policial para constituir el atestado que remitirán al juez que instruya la causa.
En los dos últimos incendios de la comarca: Sierra Carbonera (San Roque) y Monte Ahumada (Tarifa), las investigaciones de la BIIF aclararon que fueron provocados por la mano del hombre. En ambos casos, las características del punto de ignición, la hora del inicio (por la noche) o la ausencia de tendidos eléctricos, demostraron esta tesis. A ello se le une la complejidad de los lugares en los que se iniciaron ambos fuegos, lo que demuestra que los responsables conocían el terreno, a lo que se une el hallazgo de indicios, factores que confirman que fueron intencionados.
La delegada provincial de Medio Ambiente, Silvia López indicó que los agentes de la BIIF juegan un papel determinante para esclarecer los hechos. "El 62% de los incendios forestales que se han registrado desde principios de año, un total de 42, están causados por el hombre. El 31% de ellos son intencionados", añadió la responsable provincial de Medio Ambiente, quien aseguró que la tarea de esta brigada es ardua en el Campo de Gibraltar, especialmente en Tarifa, San Roque y Algeciras tanto en número de fuegos como en hectáreas calcinadas. En los tres municipios, la intencionalidad se encuentra detrás del 50% de los siniestros.
Fuente: europasur.es