Sandalio Espada, Agente de Medio Ambiente de 60 años y con esclerosis múltiple diagnosticada desde 2013, reclama a la Junta de Andalucía, para la que trabaja “humanidad” para no seguir poniendo en riesgo su salud, como a su entender ocurre desde hace más de dos años. Actualmente está de baja por estrés laboral.
Tras 36 años como Agente Forestal -ahora es encargado de unidad-, Espada se muestra apesadumbrado y, sobre todo,
humillado por la actuación de sus superiores en Almería, que primero le mantuvieron más de año y medio como vigilante de las playas entre Pulpí y Garrucha, pese a que conocían su enfermedad para la que la exposición al sol está totalmente desaconsejada para quienes padecen esclerosis.
Pero la “persecución” y acoso a los que se siente sometido no han acabado aquí. En mayo el coordinador provincial adjunto de la Delegación de Medio Ambiente le ordenó ocupar un nuevo destino –vigilante de caza de la Sierra de Filabres- y dejar aparcado el vehículo oficial en la casa forestal de Abla… a más de 112 kilómetros de su
domicilio, pues vive en Mojácar, con lo que tendría que hacer a diario 224 kilómetros, más los que realice por vigilancia en su jornada laboral. Hay que tener en cuenta, además que el último informe médico señala que presenta “un
problema de inestabilidad y fatiga que empeora con la movilidad y la exposición al sol”.
¿Puede ser casualidad que se le hayan impuesto estos destinos?. El agente tiene claro que en absoluto, y está
convencido de que el único objetivo ha sido perjudicarle de la peor manera posible. “Siento que están actuando contra mí al estilo de la mafia calabresa; otra explicación no tiene sentido”. ¿Y cuál fue su pecado?. Según cree, todas
las represalias se deben a su actitud crítica respecto a irregularidades y actuaciones indebidas que constató en los años de trabajo en la Junta.
El Agente también revela que en la mayor parte de los meses en que ha estado vigilando las playas del Levante ha
realizado su trabajo sin poder acceder siquiera a una oficina –no le dieron las llaves-, a un ordenador o a una cámara de fotos, y que el contacto con sus superiores ha sido “mínimo”, por no decir inexistente”, y no por no insistir
él.
Según dice, prácticamente se limitaron a dejarlo “abandonado” en las playas, sin funciones ni órdenes específicas que cumplir, poco menos que a su libre albedrío. En noviembre de 2014 dirigió este escrito al coordinador provincial: “No entiendo esta actitud hacia mi persona como funcionario, ni comprendo los motivos de tanta dejadez y abandono; lo que si entiendo es que cobro una nómina por realizar un trabajo que no puedo hacer, y considero una inmoralidad y un lujo que no podemos permitir ni usted ni yo, ni mucho menos nuestro país”.
Tras recibir la orden del cambio de destino, Sandalio Espada reclama que se adecúe su puesto de trabajo a su enfermedad, como piden los médicos, algo a lo que aún no ha obtenido respuesta. La Delegación de Medio Ambiente estudia la petición pero subraya que el puesto de trabajo del agente, según la RPT, “está en Abla”, algo que el afectado niega.
Espada fue considerado apto el año pasado para trabajar en el Infoca a pesar de su enfermedad, al igual que ha
sucedido en 2015, aunque ahora con la limitación de trabajar en labores de extinción de incendios. “Ya me gustaría a mí poder trabajar en el Infoca, pero con mi enfermedad soy un peligro, para mí y para los demás”, subraya.
La obligación de dejar el coche en Abla –con lo que debería ir desde Mojácar a diario en un coche particular
que no tiene- la considera un “abuso de poder” más, puesto que la Delegación aplica “arbitrariamente” una orden de la Secretaría General Técnica para restringir el uso privado de coches oficiales. “A otros agentes se les permite
usar el coche oficial desde su domicilio viviendo a cientos de kilómetros, e incluso durante sus vacaciones lo tienen aparcado en la puerta de su casa”, critica.
Fuente: Diario El Mundo
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