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28 de agosto de 2011

Brigadas forestales. Tras las huellas del incendio

La provincia de Huelva cuenta con una Brigada de Investigación de Incendios Forestales (BIIF), con la misión de determinar las causas físicas que originan los fuegos.

Unos 10 agentes de Medio Ambiente componen en Huelva la Brigada de Investigación de Incendios Forestales (BIIF). Su misión, determinar cuándo, dónde, por qué y cómo se ha originado un fuego en el suelo forestal de la provincia. Una labor fundamental tanto para detener a los autores, si los hubiera, así como para prevenir nuevos incendios.

De la nada parte todo. Esta podría ser la máxima de trabajo para los agentes medioambientales que operan en la BIIF. De la nada, de lo opaco, de las cenizas... ellos deberán hacer surgir, como ave cenit, todas aquellas pistas necesarias para esclarecer el origen, la causa, el porqué se ha producido un incendio forestal. Una tarea harto complicada y decisiva donde todos los sentidos entran en juego. Los forenses del fuego. Un ‘CSI’,  donde la profesionalidad se materializa sin artificios ni adornos. Este es su trabajo. Una labor que comienza cuando todo ha acabado. Cuando el incendio se ha extinguido. Cuando nada queda, sólo restos y cenizas a investigar. Su labor no es que reconstruir lo sucedido tras analizar todos los indicadores de propagación del fuego.

Son las cinco y media de la tarde. Alfredo Linero y Santiago Macarro, dos de los 10 agentes de la BIIF del Infoca en Huelva, llegan a los terrenos donde se celebra la romería de San Isidro de Gibraleón. Por la mañana, se ha originado un incendio que ha arrasado media hectárea de pastos. Un conato que si no llega a ser por la rápida reacción de los retenes del Infoca podría haber alcanzado las casas del recinto romero y a un bosque cercano.

“En la investigación de los incendios hay dos grandes capítulos a seguir, uno la prueba personal y otro, la material. Y tras esta prueba centramos nuestro trabajo”, explica Linero, quien desglosa las fases de su trabajo. Primero “realizamos una inspección ocular del terreno. Después analizamos lo que allí ha acaecido y validamos una hipótesis”.

Linero y Macarro se disponen a entrar en acción, tras ordenar todas las herramientas necesarias típica de esta clase de ‘forenses’. Llaman a sus compañeros que han sofocado el fuego, para preguntarles la hora del inicio y la dirección de viento. Dirección que les conducirá a buscar, tras la inspección ocular,  las pistas que le lleven al origen del mismo. Ven como una medio circunferencia de pastos verdes sobresale de la negrura. “El combustible donde se origina un incendio es el menos dañado, ya que las llamas aún son pequeñas. Estas van creciendo ha medida que van alimentándose”, indica Macarro, quien junto a Linero entran en la nada.

Ahora toca buscar todos los indicadores posibles que corroboren esta primera hipótesis. “El fuego se ha iniciado sobre esos pastos verdes, ya que todos los pastos que miran para el sur están quemados en una misma dirección, y los que dan la espalda al mismo, por otra”. Esto demuestra la recula del fuego. Esta deducción nace porque las llamas siempre van dejando una parte de los pastos, a los que llegan de lleno, sin ‘chamuscar’.

Todos estos indicadores vuelven a corroborar su hipótesis. El siguiente paso, colocar banderitas rojas con las que marcar el sentido y avance del fuego para delimitar el inicio de éste. Después, con una cinta se precinta  el espacio donde se originó. La sesión de fotos se materializa. “A la hora de un juicio, las fotografías se antojan importante para reconstruir y validar nuestras hipótesis.

A partir de las hipótesis, estos agentes se aprestan a clasificar el origen del incendio por una causa concreta. Si ha sido intencionado y sus diferentes motivaciones; si ha sido por causa de una negligencia como la caída de un cable eléctrico; o por causas naturales. (El último fuego en la provincia, lo causó un rayo).

intencionado. No hay nada que indique actividad alguna sobre el terreno. No hacía calor, ni viento, a la hora que se originó. Se descarta que fuera originado por una colilla. “Ha sido intencionado. Alguien ha venido a meter fuego y con un encendedor”. Los motivos, o bien para quemar los pastos, o por venganza con el dueño del terreno, para hacer daño, para dejar un claro sin parásitos para la romería. Ahora, toca investigar las pruebas personales, es turno del Seprona y la Policía Autonómica.


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