Medio Ambiente interviene tres caracolas de una especie protegida en un bar de Málaga. El dueño del negocio asegura que se importaron desde Portugal, donde su captura y venta sí está permitida.
La Charonia Lampas, la popular caracola, cuya concha permite escuchar
el rumor del mar cuando se pega al oído, es una especie protegida en
España, y por tanto su captura y venta está prohibida. Una actuación
conjunta de Agentes de Medio Ambiente y de Inspección Pesquera, junto
con el Seprona de la Guardia Civil, se saldó el pasado martes con el
decomiso de tres ejemplares que estaban dispuestos para su consumo en un
bar de la capital. En cambio, el propietario del establecimiento
rechaza que estuviera haciendo nada ilegal, puesto que se importaron
desde Portugal, donde su venta sí está permitida.
Fuentes de la Delegación de Medio Ambiente de la Junta explicaron que
la actuación se planteó tras tener conocimiento de que se estaban
vendiendo caracolas de esta especie en mercados y bares. Por ello, se
llevó a cabo una campaña de inspección en varios establecimientos, que
se saldó con la localización de estas tres unidades, que fueron
decomisadas.
La Charonia está incluida en el catálogo español con régimen de
protección especial (Real Decreto 139/2011), y en el andaluz por
transposición. Su tamaño medio está entre 20 y 30 centímetros y está
catalogada como «especie vulnerable», un grado medio de control, previo
al de «peligro de extinción». Por ello, el Seprona ha tramitado la
denuncia por la vía penal, y el titular del establecimiento se enfrenta a
una multa de 3.000 euros.
En la costa de Málaga se localizan en tres zonas, sobre todo en
ambientes rocosos de Estepona, Mijas y La Araña-Rincón de la Victoria.
Aunque es comestible y antiguamente su consumo era habitual, los
técnicos advierten de que puede contener una toxina que actúa como un
paralizante para el ser humano.
Desde Medio Ambiente pidieron a los usuarios y comerciantes que se
informen adecuadamente antes de comprarlas o cogerlas, ya que se pueden
enfrentar a fuertes sanciones. Su control llega hasta el punto de que ni
siquiera se pueden exhibir las conchas en lugares públicos.
Versión del empresario
Muy diferente es la versión de Manuel Blanca, propietario del
histórico bar El Racimo, en la calle Mármoles, que es donde se produjo
la intervención. De entrada, aseguró que el despliegue fue
«desproporcionado», con seis vehículos y una veintena de agentes del
Seprona y Medio Ambiente. Argumentó que tiene la factura de haberlas
comprado en una pescadería del mercado de Bailén, que las vendía tras
haberlas importado de Portugal, donde su comercio es legal. Por ello,
indicó que ya ha presentado los documentos y va a recurrir la sanción.
«Nos han avasallado, nos han hecho un estropicio en un negocio con 80
años de historia», criticó.
Consultados por la cuestión de la procedencia de Portugal, desde
Medio Ambiente aclararon que aunque allí sean legales, aquí está
prohibida su comercialización.
Fuente: diariosur.es
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