La Junta filtra las denuncias que llegan sobre Doñana. Impide desde 2009 el registro de las actas de los agentes que vigilan el entorno del parque. 
La Junta de Andalucía lleva desde finales de la pasada década filtrando las actas presentadas
 por sus Agentes de Medio Ambiente sobre pozos ilegales en el entorno 
del Parque Nacional Doñana, de modo que al final es un cargo político de
 dirección quien decide si los hechos denunciados tienen suficiente relevancia administrativa o penal para ser tramitados... o acaban directamente en la papelera.
En concreto, la Consejería andaluza de Medio Ambiente alteró hace 
casi seis años el sistema de presentación de las denuncias 
administrativas, impidiendo así que pudiera quedar rastro alguno en el 
registro de entrada de la Administración autonómica de muchas de las actas de inspección efectuadas
 a pie de campo por los agentes medioambientales durante su labor diaria
 de control y defensa in situ del entorno natural. 
La orden la dio el 5 de marzo de 2009 Juan Manuel López Pérez, 
antiguo delegado provincial socialista de la Consejería de Medio 
Ambiente de la Junta en Huelva, mediante una instrucción interna en la 
que ordenaba que las denuncias se presentasen «mediante comunicación interior»
 al coordinador provincial del Cuerpo de Agentes de Medio Ambiente, 
«desterrando por tanto la práctica de su presentación directa en el 
registro o base de datos en el Departamento de Informes y Sanciones».
«El coordinador, tras un primer y somero examen, las remitirá a la 
Secretaría General a fin de valorar la importancia y gravedad de los 
hechos denunciados y determinar, por lo tanto, la necesariedad [sic] y 
oportunidad de acordar la apertura de un procedimiento sancionador, 
descartando por tanto aquellas denuncias de las que no se desprenda 
infracción de acuerdo con la normativa especializada», instruyó el alto 
cargo andaluz, sin que quede del todo claro si quien tiene legitimidad para descartar es el coordinador o el secretario general de la Delegación.
La justificación esgrimida por López Pérez para rechazar el registro 
de todas las denuncias no fue política, sino funcional. Concretamente, 
en su instrucción apeló al «notable volumen de denuncias
 y procedimientos sancionadores» que se iniciaban y a la necesidad de un
 «esfuerzo de coordinación de los intervinientes [en el procedimiento 
administrativo sancionador] y de unificación de criterios, a fin de 
optimizar los escasos recursos humanos disponibles». Pero lo que 
consolidó el delegado de la Junta es un sistema mucho más opaco que, de 
hecho, ha llegado a ser denunciado internamente por los sindicatos.
CSIF exigió en febrero de 2013 a los responsables de la Consejería de
 Medio Ambiente en Huelva que restablecieran «el orden jurídico» 
revocando la resolución por la que quedaba «vedado» el registro general 
de la Delegación Provincial para unos agentes a los que, «como policía 
judicial genérica», les compete llevar a cabo una labor que «colisiona 
frontalmente» con este tipo de instrucciones, «verbales o escritas», que
 permiten a fin de cuentas un control político total sobre las actas de denuncia presentadas, incluidas las que recogen indicios penales.
El filtrado de la Junta avala en parte las palabras del titular de la
 Fiscalía de Medio Ambiente de Huelva, Alfredo Flores, quien ha 
asegurado a EL MUNDO que hasta 2011 no abrió diligencias por pozos 
ilegales en el entorno de Doñana porque desde la Delegación Provincial 
de la Junta no se le trasladaron ninguna de las actas levantadas por los agentes, dando por ello el Ministerio Público por hecho que el uso de los recursos hídricos debía de contar con alguna autorización o soporte legal.
De entrada, Flores no censura las polémicas instrucciones internas de
 la Junta. «Que por razones de eficiencia y velocidad las actas se 
tengan que presentar directamente al coordinador provincial no es en sí 
un problema, entre otras razones porque el agente siempre se puede 
guardar una copia del acta y, si ve que sus denuncias no prosperan, 
puede comunicarlo internamente a la Fiscalía, que nosotros preguntaremos
 qué es lo que ha hecho exactamente con ellas la Consejería», garantiza el fiscal de Medio Ambiente.
Segunda instrucción para blindarse 
La polémica filtración de las actas de denuncia ordenada internamente
 por la Junta de Andalucía a partir de 2009 se reforzó tres años más 
tarde. En concreto, el 4 de mayo de 2012 la Delegación Provincial de 
Medio Ambiente en Huelva terminó de blindarse ante la práctica del registro directo de las denuncias
 por los agentes con una segunda instrucción -arriba reproducida- que 
determina, en su apartado cuarto, que «la documentación que se 
intercambie entre cualquiera de los servicios de la Delegación no debe 
registrarse ni de entrada ni de salida, ya que se trata de un flujo de 
información interno». En este caso, la instrucción no la firma el 
delegado provincial de la Junta, sino la secretaria general de este 
departamento de la Administración andaluza.
Fuente: elmundo.es



 

 
 
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